miércoles, 5 de agosto de 2009

Caminando en la Luz (Sermón del domingo 9 de Agosto 2009)


Ministerio Jóvenes para Cristo
Serie: Una Relación con Jesús
Sermón: Caminando en la Luz
Texto: Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios
Juan 1.9-12

Introducción

Quiero contarles a cerca de Nobuyoshy Togami. Llamémosle Togami San puesto que así le dicen en el Japón. San es un título empleado muy a menudo salvo para aquellos que tienen títulos especiales como el de “maestro”. Togami San oyó hablar acerca de Jesús por primera vez cosa de dos años después de la Segunda Guerra Mundial. Los japoneses eran muy pobres; pero, más que eso, ahora que sabían que el emperador no era dios, no tenían en quién creer. Además, el padre de Togami San había muerto hacía solo cuatro años. Por supuesto, Togami San no sabía qué hacer.
Después de oír el sermón del doctor Garrott, comenzó a asistir a la iglesia todos los domingos. No había templo pues había sido destruido en la guerra. Los creyentes se reunían en un pequeño hospital cuyo dueño era cristiano. El
grupo que conoció a Togami San parecía tener esperanza y gozo, los cuales Togami San no había hallado en ninguna otra parte. Todos se llamaban unos a otros “hermana” y “hermano”. Después de dos años confesó a Cristo como Salvador. Por el gozo que tenía, las personas comenzaron a decir: “Has cambiado desde que comenzaste a asistir al templo.”
No era fácil vivir una vida cristiana. Su familia se quedaba acostada los domingos por la mañana, sin desayunarse hasta las nueve de la mañana. No querían que fuese al templo ni que fuese cristiano. Pero después de aceptar a
Cristo, Togami San continuó siendo fiel. Los domingos por la mañana se levantaba más temprano que de costumbre cumplía con sus responsabilidades hogareñas, y salía de casa a las ocho de la mañana sin desayunarse. Cuando
tomó la resolución de dedicar su vida al servicio del Maestro, su familia le suspendió inmediatamente la ayuda económica que le daba para asistir a la escuela. Tuvo que comenzar a trabajar para costearse los estudios.
Por último la familia de Togami San dijo terminantemente que no se oponían a que trabajase en la iglesia pero que sí se oponían a que asistiera al Seminario. Entonces decidió no asistir al Seminario a fin de vivir en paz con su familia.
Pero Dios le ayudó a Togami San en la tarea de guiar a cuatro muchachos más a los pies de Cristo. Después de esta experiencia, se convenció de que debía ir al seminario para prepararse para la obra del Señor. Aunque su familia se enojó mucho, fue al seminario. La beca que obtuvo fue sufragada por una iglesia de los EE. UU. de N.A.
Cierto día Togami San se encontraba tan descorazonado con sus estudios en el seminario que le dijo a su familia que estaba tentado a abandonarlos. Entonces fue su madre quien dijo: “¿Qué ha pasado con la firme resolución que
adoptaste aun ante la fuerte oposición de tu familia? Tú escogiste este camino, ahora no puedes desistir. Aunque yo también me opuse ahora trataré de ayudarte a fin de que llegues a ser un buen pastor.” Todavía no es creyente
pero con todo siempre alienta a su hijo. La hermana menor de Togami San se convirtió en 1953 y Togami San continúa orando para que toda su familia llegue a depositar su fe en Cristo Jesús.

1. Jesús es la luz verdadera

Cuando la Biblia se refiere a que la luz verdadera venía a este mundo se refería a Jesús el hijo de Dios. El hecho que diga “Luz verdadera” da a lugar que existen otras “luces” en el mundo; luces falsas que nos guiarán a metas falsas. La vanidad de la vida nos hace tomar caminos que a nosotros nos parecen derechos pero que al final son caminos de muerte. Si tú pones la vista en Jesús y le sigues de todo corazón aquella verdadera luz que alumbra a los hombres vendrá a tu vida.



2. …En el mundo estaba y el mundo por Él fue hecho pero el mundo no le conoció…

Jesucristo sigue obrando en nuestros días. Son muchas las personas que han transformado su lamento en gozo gracias a aquel que murió en la cruz. Lamentablemente aún hay personas que se niegan rotundamente a recibirlo en sus corazones, prefieren vivir en tinieblas que venir a la luz pues tienen miedo que sus obras sean descubiertas.

3. A los suyos vino y los suyos no le recibieron

Es increíble ver que hay muchos cristianos que viven en tinieblas aún; presos de pecados, vicios o pasiones ocultas de la carne. En un principio creíamos que íbamos a superar todos los obstáculos, de hecho nuestra vida cambió cuando comenzamos una relación con Jesús, pero poco a poco ese entusiasmo fue apagándose, dejamos de asistir a los cultos y Satanás comenzó a ganar terreno en nuestra vida. Dejamos de creer. La luz ha estado allí desde la fundación del mundo; como un faro que guía a las embarcaciones en la más oscura y violenta de las tormentas hacia tierra firme, de la misma manera Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos, esperando que tomes la decisión de levantarte.

4. Mas a todos los que le recibieron…..

“Eres un hijo de Dios…llama a tu casa” era el texto de una calcomanía en un automóvil que me hizo reflexionar. ¿hace cuanto que no llamamos a nuestra casa celestial? Dios te espera todos los días en todo momento, el te creo por lo tanto te comprende en tus debilidades, tus enfermedades y tus problemas. Es hora que como aquel hijo pródigo hace dos mil años volvamos a nuestro hogar a disfrutar de aquellos manjares que dejamos por creer que en el mundo había mejor oportunidad.


Conclusión

Esta tarde pensarás que Dios no te querrá recibir por la multitud de tus rebeliones. Tomemos en cuenta nuevamente la parábola del hijo pródigo. Haz una reflexión ¿Cómo se encontraba físicamente esa persona después de haber cuidado cerdos? ¿imaginas el aroma? ¿la suciedad? Posiblemente después de haber pasado tanto tiempo en la intemperie su estado era deplorable. Aún así su padre; al verlo de lejos, corrió hacia el y echándose en su cuello le besó, ¡¡aún pareciendo un pordiosero!!
Dios en todo momento está esperando tu regreso a su comunión para ponerte un anillo en el dedo, vestido nuevo y calzado en tus pies para que puedas disfrutar del banquete que tiene preparado para ti

Bendiciones

Julio E. Sampson

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