miércoles, 19 de agosto de 2009

Sermón del domingo 23 de agosto: El Cordero de Dios


Sermón: El Cordero de Dios
Texto: El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Juan 1:29

Introducción

Un cierto rico escocés había prestado en vida mucho dinero a varias personas. Siendo que era muy considerado, trataba con cariño a sus deudores y cuando se daba cuenta de que era imposible que le pagaran, ponía debajo de la cuenta su firma junto con la palabra: “Perdonado”.
Después de su muerte, su esposa se dio cuenta que era mucho el dinero que amparaban las notas perdonadas y se dio a la tarea de cobrarlas. Tuvo que principiar juicios legales hasta que el juez, al examinar uno de estos casos le preguntó:
—Señora, ¿es esta la firma de su esposo?
—Sí — contestó ella—. De eso no hay duda.
Entonces —dijo el Juez— no hay que obligue a estas gentes a pagar cuando el mismo esposo de usted ha escrito la palabra “Perdonado”.
Si Cristo nos ha perdonado nuestros pecados, en vano se afana el diablo por traérnoslos a la memoria. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. (Romanos 8-1.).

1. Juan el Bautista introdujo el ministerio de Jesús llamándolo “El Cordero de Dios”

Para lograr comprender el significado de Cordero de Dios es necesario comprender cual era el procedimiento de expiación del pecado en el Antiguo Testamento. Si alguien del pueblo había ofendido a Dios en trasgresión debía presentar un cordero sin defecto para ser degollado en el altar y su sangre ser rociada en dirección del velo del templo. Supongamos que viviéramos bajo ese tipo de leyes, tendríamos que escoger un becerro sin defecto, que es inocente para que pague por nuestro pecado, y ÉL tiene que morir por nuestra culpa. Todos los animales luchan por su vida cuando se ven en peligro de muerte, menos la oveja, pues cuando esta siente que va a morir le salen lágrimas de sus ojos, aún así ella debe morir por nuestros pecados. ¿Imaginas el momento de su muerte? ¿Cuándo le pasan el cuchillo por su garganta? ¿Imaginas toda esa sangre? ¿Sus intestinos siendo quemados con su estiércol? Dios permitió ese sacrificio para que se pudiera apreciar lo asqueroso del pecado y el sentimiento de culpabilidad de que algo inocente muriera por nuestros pecados. Este sacrificio no solo era una vez, sino se repetía dos veces por la mañana, dos por la tarde y cuatro los días sábado. Este sacrificio no solucionaba el problema pues solo se lograra cubrir el pecado, no quitarlo


2. Los judíos sólo obedecían la letra de la Ley, no el espíritu de ella

El problema con el pueblo Judío era que el pecado de ellos estaba permanente en sus corazones y el sacrificio no eliminaba el cargo de conciencia; pues para cubrir los pecados ellos obedecían literalmente la ley pero no meditaban en el significado de ella y el sacrificio inocente realizado, es por ello que Dios declara por medio del profeta Isaías estas palabras:

“¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda…” (Isaías 1:11-13).”


Había entonces que poner una solución definitiva al problema. La Ley, con sus sistemas de sacrificios era una sombra de algo mejor por venir que en Cristo tuvo su cumplimiento… Jeremías declara:

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”


3. Jesús fue el sacrificio perfecto

Al cumplir su ministerio en la cruz del calvario Jesús se presentó a sí mismo como el sacrificio por los pecados del mundo, obteniendo la redención y el camino directo hacia Dios.
Nótese que los pecados no fueron cubiertos como lo eran en los tiempos del antiguo testamento, sino que fueron BORRADOS haciendo de una vez y para siempre perfectos a los santificados (Hebreos 10.14) y dándonos vida eterna.


Conclusión

Jesús, al morir en la cruz te dio redención y la oportunidad de pertenecer a la familia de Dios, no le debes nada ya pues tu deuda fue pagada ESTAS PERDONADO. Tu responsabilidad desde este momento en adelante es como lo decía Juan el bautista en sus predicaciones Hacer frutos dignos de arrepentimiento



Bendiciones

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